EEUU conmemora el 50 aniversario del asesinato de John F. Kennedy
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Pocos creen la explicación oficial sobre el asesinato de John F. Kennedy. Desde la CIA hasta la KGB son culpados por teorías.
11/21/13 | 01:38Disponible hasta 11/21/13
Univision
Falleció el 22 de noviembre de 1963
Estados Unidos rinde homenaje este viernes al expresidente John F. Kennedy, una figura que ha crecido en magnetismo desde su asesinato el 22 de noviembre de 1963 en un país que, 50 años después, no ha puesto fin al debate sobre su muerte ni a la idealización de un político que marcó una era.
El reloj marcaba las 12:30 horas cuando la limusina descapotable de Kennedy, de camino a un multitudinario almuerzo en Dallas (Texas), giró hacia Dealey Plaza.
¿Qué opinas sobre el asesinato más famoso de los EEUU?
"Y de repente se escuchó 'pop'. Y después 'pop, pop'. Tres disparos. Y vi como la limusina casi se detenía por un momento y después se alejaba a toda velocidad", dijo a Efe Julian Read, que se encontraba en la caravana presidencial en calidad de portavoz del gobernador de Texas, John Connally, herido también en el tiroteo.
El país tuvo apenas una hora para la incertidumbre hasta que el portavoz de la Casa Blanca, Malcolm Kilduff, anunció desde una improvisada sala de prensa en el hospital Parkland Memorial la temida noticia: el presidente había muerto a las 13:00 horas.
"Y de repente se escuchó 'pop'. Y después 'pop, pop'. Tres disparos. Y vi como la limusina casi se detenía por un momento y después se alejaba a toda velocidad", dijo a Efe Julian Read, que se encontraba en la caravana presidencial en calidad de portavoz del gobernador de Texas, John Connally, herido también en el tiroteo.
El país tuvo apenas una hora para la incertidumbre hasta que el portavoz de la Casa Blanca, Malcolm Kilduff, anunció desde una improvisada sala de prensa en el hospital Parkland Memorial la temida noticia: el presidente había muerto a las 13:00 horas.
Estadounidenses vivieron tensión
Los esfuerzos de reanimación del jefe de cirugía del hospital, Ronald Jones, no bastaron para un cuerpo que sangraba mucho, había perdido masa cerebral y tenía disparos en la cabeza y el cuello.
"Probablemente estaba muerto desde el principio", recordó Jones esta semana en un acto con periodistas en Dallas.
Una de las frases más repetidas en este 50 aniversario, que congregará a más de 5,000 personas en un homenaje en Dallas y motivará decenas de actos en todo el país, es la de que "la televisión maduró ese día".
En efecto, muchos aún recuerdan el gesto solemne con el que el periodista Walter Cronkite se quitó las gruesas gafas de pasta antes de anunciar que el presidente había muerto "hace unos 38 minutos".
Durante los cuatro días siguientes, las tres grandes cadenas de televisión se convirtieron en un informativo constante, prendido día y noche en millones de hogares en Estados Unidos, que dos días más tarde pudo ver en directo el momento en que Jack Ruby disparó y mató al acusado de asesinar al presidente, Lee Harvey Oswald.
La muerte de Oswald eliminó toda posibilidad de un juicio, y la búsqueda de respuestas quedó en manos de un comité establecido por el nuevo presidente Lyndon B. Johnson, la Comisión Warren.
Los esfuerzos de reanimación del jefe de cirugía del hospital, Ronald Jones, no bastaron para un cuerpo que sangraba mucho, había perdido masa cerebral y tenía disparos en la cabeza y el cuello.
"Probablemente estaba muerto desde el principio", recordó Jones esta semana en un acto con periodistas en Dallas.
Una de las frases más repetidas en este 50 aniversario, que congregará a más de 5,000 personas en un homenaje en Dallas y motivará decenas de actos en todo el país, es la de que "la televisión maduró ese día".
En efecto, muchos aún recuerdan el gesto solemne con el que el periodista Walter Cronkite se quitó las gruesas gafas de pasta antes de anunciar que el presidente había muerto "hace unos 38 minutos".
Durante los cuatro días siguientes, las tres grandes cadenas de televisión se convirtieron en un informativo constante, prendido día y noche en millones de hogares en Estados Unidos, que dos días más tarde pudo ver en directo el momento en que Jack Ruby disparó y mató al acusado de asesinar al presidente, Lee Harvey Oswald.
La muerte de Oswald eliminó toda posibilidad de un juicio, y la búsqueda de respuestas quedó en manos de un comité establecido por el nuevo presidente Lyndon B. Johnson, la Comisión Warren.
Surgen teorías conspiratorias tras la muerte de JFK
Su conclusión, la de que Oswald actuó solo para matar a Kennedy, fue aceptada por muchos y cuestionada durante décadas por tantos otros, incrédulos ante la posibilidad de que un joven inestable pudiera haber acabado con el presidente de Estados Unidos.
Un complot de la CIA, un plan del vicepresidente Johnson, una operación de la KGB y el régimen cubano de Fidel Castro o una venganza de la mafia son algunas de las teorías de la conspiración que hoy siguen en plena evolución, con nuevos libros que abordan el crimen con diferentes ángulos y evidencias.
"A día de hoy, tengo serias dudas de que Lee Harvey Oswald actuara solo", admitió el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, en una entrevista este mes con la cadena NBC.
El cubano Félix Rodríguez, un ex agente de la CIA, asegura que el propio hermano del presidente, Robert Kennedy, le confesó su propia teoría sobre la muerte poco después del suceso.
"Castro ordenó matar a Kennedy, porque en ello le iba la propia supervivencia", aseguró Rodríguez en una entrevista con Efe.
Su conclusión, la de que Oswald actuó solo para matar a Kennedy, fue aceptada por muchos y cuestionada durante décadas por tantos otros, incrédulos ante la posibilidad de que un joven inestable pudiera haber acabado con el presidente de Estados Unidos.
Un complot de la CIA, un plan del vicepresidente Johnson, una operación de la KGB y el régimen cubano de Fidel Castro o una venganza de la mafia son algunas de las teorías de la conspiración que hoy siguen en plena evolución, con nuevos libros que abordan el crimen con diferentes ángulos y evidencias.
"A día de hoy, tengo serias dudas de que Lee Harvey Oswald actuara solo", admitió el secretario de Estado de EEUU, John Kerry, en una entrevista este mes con la cadena NBC.
El cubano Félix Rodríguez, un ex agente de la CIA, asegura que el propio hermano del presidente, Robert Kennedy, le confesó su propia teoría sobre la muerte poco después del suceso.
"Castro ordenó matar a Kennedy, porque en ello le iba la propia supervivencia", aseguró Rodríguez en una entrevista con Efe.
Kennedy continúa siendo un símbolo
La mayoría de las teorías presentan a Oswald como un títere, pero hay quien, 50 años después, defiende incluso que él nunca apretó el gatillo. Uno de ellos es Buell Wesley Frazier, que el 22 de noviembre llevó en su coche al futuro acusado de asesinato al lugar de trabajo que compartían: el Depósito de Libros Escolares de Texas.
"Nadie ha podido convencerme nunca de que lo hizo. Creo que el caso sigue abierto, y que Estados Unidos no ha escuchado la verdad", afirmó Frazier a Efe.
Con o sin respuestas, Estados Unidos sigue viendo hoy en Kennedy un símbolo de la ilusión por la política, la promesa de un sinfín de aspiraciones que no vieron la luz en su mandato pero inspiraron desde la llegada del hombre a la Luna en 1969 a la campaña del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en 2008.
La mayoría de las teorías presentan a Oswald como un títere, pero hay quien, 50 años después, defiende incluso que él nunca apretó el gatillo. Uno de ellos es Buell Wesley Frazier, que el 22 de noviembre llevó en su coche al futuro acusado de asesinato al lugar de trabajo que compartían: el Depósito de Libros Escolares de Texas.
"Nadie ha podido convencerme nunca de que lo hizo. Creo que el caso sigue abierto, y que Estados Unidos no ha escuchado la verdad", afirmó Frazier a Efe.
Con o sin respuestas, Estados Unidos sigue viendo hoy en Kennedy un símbolo de la ilusión por la política, la promesa de un sinfín de aspiraciones que no vieron la luz en su mandato pero inspiraron desde la llegada del hombre a la Luna en 1969 a la campaña del actual presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en 2008.
La noción de "Camelot", que vinculaba la era Kennedy con la leyenda del rey Arturo, fue inventada poco después del asesinato por su viuda, Jacqueline, y tomó fuerza de inmediato.
La intensidad con la que Estados Unidos vive este 50 aniversario apunta a que el mito que rodeó a Kennedy sigue muy presente, pero historiadores y expertos coinciden en que es justo ahora, con cada vez más generaciones que no vivieron ese trágico día, cuando empieza a haber claridad histórica para apreciar el verdadero legado de JFK.
Según apuntó Obama el jueves, el legado de Kennedy no está en su lista de logros, sino en su carácter, el de un hombre "valiente" que encarnó el sueño de su país de "desafiar los retos, escribir su propio destino y hacer del mundo un lugar nuevo".
La intensidad con la que Estados Unidos vive este 50 aniversario apunta a que el mito que rodeó a Kennedy sigue muy presente, pero historiadores y expertos coinciden en que es justo ahora, con cada vez más generaciones que no vivieron ese trágico día, cuando empieza a haber claridad histórica para apreciar el verdadero legado de JFK.
Según apuntó Obama el jueves, el legado de Kennedy no está en su lista de logros, sino en su carácter, el de un hombre "valiente" que encarnó el sueño de su país de "desafiar los retos, escribir su propio destino y hacer del mundo un lugar nuevo".
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........................................................................................................................................."ROBERT ESPERABA LLEGAR AL PODER PARA HABLAR"
“Las élites saben la verdad sobre el asesinato de JFK, pero los medios se la callan”
El Confidencial. El diario de los Lectores Influyentes.
David Talbot tenía 16 años y trabajaba como voluntario para la campaña deRobert Kennedy la noche en que éste fue alcanzado por ocho balas de calibre 22. Para Talbot, periodista de éxito (trabajó en The New York Times, colaboró con Rolling Stone y New Yorker, y fue fundador y editor de la revistaSalon) aquel momento supuso, como para tantos otros estadounidenses, el fin de la esperanza en el futuro de su país. Con su excelente La conspiración (cuyo título original es Brothers), la obra que la editorial Crítica vuelve a poner en el mercado con motivo del 50 aniversario del asesinato de John Fitzgerald Kennedy, Talbot trató de recomponer la confianza perdida buscando respuestas desde una nueva perspectiva. El libro repara especialmente en la figura de Robert, su hermano y más fiel seguidor, para construir una memoria sentimental y política de una época que marcó de modo definitivo el resto del siglo XX.
La conspiración es, ante todo, una tragedia griega llena de afectos, intrigas y malvados, cuyto telón de fondo es el de las vidas del ciudadano medio de Occidente. El Confidencial habló extensamente con David Talbot, quien arroja luz en la conversación sobre los años que van desde el inicio de la presidencia de JFK hasta el asesinato de Robert.
E.C. Ha definido La conspiración como un drama épico americano. Y hay mucho de gran tragedia, porque es la historia de dos hermanos provenientes de la élite que quisieron transformar el mundo, se enfrentaron a las fuerzas que impedían el cambio y acabaron asesinados.
D.T. Sí, Brothers da la verdadera medida del valor de los hermanos Kennedy. A los medios de EEUU les gusta centrarse principalmente en el aspecto físico y en el estilo de la familia mucho más que en la parte más valiente de los Kennedy. La verdadera razón por la que hay que recordar a John F. Kennedy y a su hermano Robert, quien fue su principal compañero político, es quesacrificaron sus vidas para hacer que la historia avanzase. Los dos grandes problemas a los que se enfrentaba Estados Unidos cuando John asume la presidencia en 1961 eran la supervivencia humana en la era nuclear y el creciente clamor por la justicia racial. Los Kennedy lograron que se avanzase enormemente en esas dos cuestiones esenciales y, al hacerlo, se enfrentaron contra el poderoso establishment de seguridad nacional de EE.UU. que estaba decidido a tener un enfrentamiento nuclear con la Unión Soviética, a pesar de las enormes pérdidas de vidas humanas que se habrían derivado de ello. Los Kennedy también desafiaron al ala sureña de su propio partido y al racismo arraigado en el sur estadounidense. Hay que tener en cuenta que JFK envió agentes federales y soldados del Ejército de Estados Unidos a la Universidad de Mississipp,i en una noche infernal de disturbios y violencia, para obligar a la universidad a admitir a su primer estudiante negro y tuvieron que pagar un precio terrible por ello en forma de profundos resentimientos.
La posición de Robert fue peculiar, porque sospechaba que la muerte de su hermano no la había causado un francotirador solitario, pero tampoco podía investigar a fondo para saber qué había ocurrido y menos aún proclamar sus dudas. Tuvo que soportar mucho dolor, y mucho miedo, mientras planificaba los movimientos estratégicos que le podrían llevar al poder de nuevo.
Sí, Robert Kennedy fue sometido a una prueba agónica tras el asesinato de su hermano. RFK fue uno de los investigadores más experimentados de los Estados Unidos, cuya destreza adquirió en la lucha contra la Mafia que llevó a cabo cuando fue un joven asesor del Senado y que prosiguió como Fiscal General, una vez que su hermano alcanzó el poder. Robert Kennedy también se enfrentó con la CIA, que a su juicio no era lo suficientemente leal al presidente Kennedy.
Robert y John F. Kennedy en 1959. (Corbis)
Robert tenía la sospecha de que después de su hermano, vendría él, que su persona constituía un problema pendiente. Usted asegura que un aspecto importante de la operación contra JFK era lograr inmovilizar a Robert.
El complot contra JFK fue orquestado por expertos y tenía todas las características de una operación de inteligencia sofisticada. Tan pronto como Robert se enteró de la muerte de su hermano, supo que se estaba enfrentado a un enemigo poderoso. Y sabía que no podía confiar en las agencias de seguridad que habían traicionado a su hermano, la CIA , el FBI o el Servicio Secreto. Así, en la tarde del 22 de noviembre 1963, la casa de RFK en McLean, Virginia, fue rodeada por US Marshals partidarios de Kennedy, figuras pertenecientes a un departamento menor del gobierno federal. Los US Marshals estaban dirigidos entonces por un duro neoyorquino de origen irlandés en quien la familia Kennedy confiaba. Este es un momento sumamente dramático en la historia de EEUU, con el gobierno violentamente fracturado y con el Fiscal General y el hermano del presidente rodeado de protección porque le podían matar y no sabía quién, si la CIA o los sicarios de la Mafia.
¿Qué le parecen las versiones que insisten en que fue Lee Harvey Oswald el autor del asesinato, instigado por Castro? ¿Por qué surgen ahora tantos anti-Kennedy?
Los rumores y las acusaciones que vinculan a Harvey Oswald con Fidel Castro comenzaron inmediatamente después del asesinato de JFK, y esta campaña de desinformación está vinculada a fuentes de la CIA. De hecho, el último libro encargado de vender esta mentira, Secretos de Castro, de Brian Latell, fue escrito por un exoficial de la CIA. No hay nada de cierto en esta acusación, una conclusión a la que incluso llegó la Comisión Warren, y que fue ratificada por investigaciones posteriores. Castro sabía que atentar contra el Presidente de Estados Unidos equivalía a suicidarse y ciertamente el líder cubano no era un estúpido. Pero además, a pesar de las hostilidades que el presidente Eisenhower y la CIA habían iniciado contra el régimen de Castro, en los últimos meses de su presidencia, JFK había abierto canales diplomáticos secretos con La Habana con vistas a diseñar una solución pacífica. Castro, de hecho, se quedó muy abatido al enterarse de la muerte de Kennedy, ya que se dio cuenta al instante de que eso "iba a cambiarlo todo”.
Llama la atención la convicción absoluta de Robert en que no habían sido los comunistas. De hecho, mandó un emisario a Moscú para comunicarles que sabía que ellos no habían sido, ¿no?
¿Menospreciaron los Kennedy las fuerzas a las que se enfrentaban? Porque parece evidente que cuando tu enemigo es J. Edgar Hoover, va a haber problemas seguro. O cuando lo es alguien como Curtis LeMay, un militar que, según cuenta, fue capaz de decirle a la esposa de un senador que la guerra con la Unión Soviética era inevitable, que la mayoría de las ciudades estadounidenses acabarían destruidas y que lo mejor que podía hacer era huir a una zona despoblada.
Es cierto que los Kennedy, a causa de su riqueza, sus privilegios y su ambición, tenían demasiada fe en su capacidad de transformar la estructura de poder de Washington. Ellos no valoraron plenamente el poder de hombres como el jefe de la Fuerza Aérea Curtis LeMay (a quien JFK consideraba un belicista fuera de control), el director del FBI J. Edgar Hoover, y el legendario director de la CIA Allen Dulles. Cuando JFK despidió a Dulles, después de la desastrosa invasión de Bahía Cochinos en 1961, se ganó un enemigo peligroso. Dulles estaba en el centro de lo que el profesor Peter Dale Scott ha llamado "política profunda" (Deep politics) esa red oculta de intereses poderosos que manipulan las acciones oficiales desde bastidores. Cuando fue expulsado de la CIA, Dulles siguió trabajando como si estuviera todavía en el poder, convirtiendo su casa en el barrio de Georgetown de Washington en el centro de un gobierno en el exilio contra Kennedy. Entre los muchos agentes de la CIA que fueron a visitar a Dulles o que se comunicaron con él estaban James Angleton, Richard Helms, Howard Hunt y William Harvey, todos ellos conectados, según los investigadores, con el asesinato del presidente Kennedy y su posterior encubrimiento.
El periodista David Talbot, a la derecha, charlando con Bill Clinton.
¿Esa lucha entre el poder político y los poderes que, sintetizados en lo que se llamó el “complejo militar-industrial”, pretendían dirigir de facto los países, sigue existiendo? ¿Es tan complicado llevar adelante las decisiones de los políticos, como entonces?
Los asesinatos de los hermanos Kennedy fueron algo traumático. Generaron mucha desconfianza, especialmente entre las élites, por lo que tenía de aviso para navegantes.
El asesinato descarado del presidente Kennedy, a plena luz del día en las calles de una ciudad de Estados Unidos, envió un mensaje escalofriante a la élite de EEUU. Los líderes políticos como Lyndon Johnson y Richard Nixoninmediatamente se dieron cuenta de que JFK fue víctima de una poderosa conspiración y hablaban entre ellos en voz baja entre ellos acerca de las consecuencias de este crimen, mientras aseguraban al público que Oswald había actuado solo y que el caso estaba cerrado. Los medios de EEUU, incluyendo amigos cercanos de JFK como el editor del Washington Post Ben Bradlee, también estaban preocupados en privado acerca de la existencia de una conspiración, pero no hacían nada para investigar el crimen y promovían el mito del francotirador solitario. Ningún miembro de las élites políticas o de los medios de comunicación de EEUU estaba dispuesto a arriesgar su carrera (o su vida) abriendo la puerta de este oscuro túnel. A excepción de Robert Kennedy, que corrió la misma suerte que su hermano.
También fue traumático para el ciudadano, que vio cómo la máxima autoridad de su país podía morir asesinada sin mayor problema. En este sentido, ¿en qué cambiaron los asesinatos de los hermanos Kennedy los EEUU?
El asesinato de JFK traumatizó a toda una generación de estadounidenses.Desde Dallas, las encuestas han mostrado que la mayoría de la población de EEUU ha tendido a rechazar la versión oficial de los hechos. Esto no sólo condujo a una constante erosión de la confianza pública en la autoridad del gobierno y de los medios sino que también dio lugar a un creciente malestar cívico que percibe que la democracia de EEUU es una farsa y que el poder real está en manos de una élite despiadada dispuesta a hacer cualquier cosa para mantener su estatus privilegiado.
John y Robert Kennedy en una imagen que ilustra la portada de 'La conspiración'.
Es curioso, porque todo el mundo sabe que la tesis de que fue Lee Harvey tiene demasiadas lagunas. La gente de la calle lo sabe, y la élite lo sabe, pero los medios suelen ser muy escépticos respecto de otra explicación que no sea la de que Lee Harvey Oswald fue el autor de todos los disparos. ¿Por qué?
Es correcto decir que la “calle” de Estados Unidos no se cree el mito de Oswald, lo cual dice mucho del estadounidense medio, que ha sido objeto de enormes lavados de cerebro sobre el asesinato y el verdadero legado de JFK. Este lavado de cerebro a través de los medios ha alcanzado un nivel enorme de ignorancia en el 50 aniversario de la muerte de JFK. A pesar de que altos funcionarios como el secretario de Estado John Kerry se atrevieron a expresar sus dudas sobre el mito Oswald, los principales medios de comunicación no han permitido ningún debate serio sobre la posibilidad de la conspiración de Dallas. Este “apagón” de las opiniones discrepantes es muy similar al control absoluto de la conciencia pública que se ve en las sociedades totalitarias.
Los medios corporativos en los Estados Unidos trabajan bajo muchos tabúes oficiales. Esto se hace evidente cada vez que una crisis como el caso deEdward Snowden tiene que aparecer en los medios. En estas circunstancias, cuando la viabilidad del estado de seguridad nacional de EEUU está en juego, incluso los periódicos liberales como el New York Times se apresuran a reforzar la confianza del público en los mitos oficiales. El New York Timesabrazó rápidamente el Informe Warren en 1964 ¡antes de que el informe se hubiera finalizado!
Cuando la historia finalmente promulgue su sentencia acerca del monumental crimen contra la democracia que tuvo lugar en Dallas, los miembros del cuarto poder serán seguro condenados por su vergonzosa actuación.
Está trabajando en un documental acerca de La conspiración y dirige ahora una nueva empresa tras abandonar el periodismo diario. ¿Cree que una revista como Salon, que usted dirigió, es hoy más importante que nunca o, por el contrario, cree que ya no tiene sentido? ¿Cree que el periodismo ya no puede dar cobijo a buenas historias, que sólo se pueden contar a través de libros y documentales televisivos o cinematográficos?
Actualmente estoy trabajando en un documental basado en La conspiración, así como un nuevo libro sobre el difunto director de la CIA Allen Dulles y el surgimiento del estado de seguridad nacional de EEUU. Este nuevo libro, El tablero de ajedrez del diablo, será publicado por Harper Collins en 2015 y arrojará más luz sobre el complot dirigido por la CIA para matar a JFK.
Sin embargo, me parece muy interesante la nueva iniciativa de periodismo en internet que ha llevado a cabo mi antiguo colega deSalon Glenn Greenwald. Yo apoyo firmemente los esfuerzos valientes de Greenwald para exponer los crímenes y escándalos del coloso de seguridad nacional. Dado que la CIA sigue desafiando la ley de EEUU mediante la ocultación de más de 1.100 documentos relacionados con el asesinato de JFK, es posible que necesitemos un periodista valiente como Greenwald y un denunciante como Snowden para asegurar la publicación de esta información vital. La historia pertenece al pueblo estadounidense.